Hoy en el diario La Nueva España han publicado una noticia relacionada con la obra de ampliación del puerto de El Musel de Gijón, el titular de la noticia es el siguiente: «Economía considera que el dinero para El Musel no debe salir de otras inversiones«, pero lo que me llama la atención es un párrafo que hay casi al final que dice lo siguiente:

«La ampliación de El Musel fue adjudicada en 579 millones de euros, de los que Bruselas aporta 247,5 de fondos de cohesión. El sobrecoste de 251 millones de euros supone un desvío presupuestario de más de 43 por ciento. Bruselas es reacia a subvencionar los sobrecostes, debido a que considera que se debieron a una mala planificación y gestión de la obra y no a imprevistos, como argumenta la Autoridad Portuaria de Gijón. También apuntan que los sobrecostes debían haberse licitado al suponer una modificación sustancial del proyecto y que en todo caso debía asumirlos el contratista, al que se le adjudicó la obra en un precio cerrado. Además, la Comisión estudia abrir un procedimiento para pedir la devolución de parte de los 247,5 millones ya concedidos, al entender que el proceso de adjudicación de la obra no fue limpio.»

Este párrafo me hace reflexionar desde el punto de vista de gestión de proyectos, ¿cómo es posible que un proyecto de esta envergadura sufra un desvío presupuestario de más del 43 %?, ¿acaso estos señores no conocen la técnica del valor ganado?, ¿por qué la administración no exige a los contratistas la gestión del valor ganado?.

Lo que hay que tener claro es que cuando tenemos un contrato de precio cerrado, el riesgo que estamos asumiendo es muy alto, por eso existen y se utilizan técnicas de estimación, de análisis de riesgo, de planificación, de seguimiento, etc. para evitar precisamente estos problemas.

Lo triste es que estas situaciones son habituales y a los contratistas les es más sencillo agotar el saldo presupuestario y parar la obra que realizar planificaciones, estimaciones, análisis de riegos, gestionar el valor ganado, etc. Para ser un país competitivo este tipo de situaciones no se deben llegar a producir, ¿cual es la solución? que la administración obligue y audite sistemas de gestión del valor ganado como se hace en otros países, por ejemplo, para contratar con administraciones de estados americanos exigen tener implantados sistemas de gestión del valor ganado, pero parece que en España esto no se lleva y es más sencillo hacer modificados a los contratos.

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