Cuando una organización decide implantar un sistema de gestión de proyectos, la parte más sencilla de todas es la instalación y configuración, hasta la formación si me apuras, ¿donde está lo dificil?, la parte más dificil es la de gestionar el cambio que supone implantar un sistema de este tipo.
Cuando una organización no está acostumbrada a definir tareas, a repartir responsabilidades y/o a reportar horas, un sistema de gestión de proyectos se ve como una intromisión al trabajo, las frases que suelo escuchar a menudo son de estilo: «los jefes nos quieren controlar», «porque cambiar si hasta ahora funcionamos bien», «reportar horas nos supone más trabajo», «planificar no sirve para nada», etc.
Desde el principio del proyecto de «Implantación de un sistema de gestión de proyectos» debemos ir trabajando la gestión del cambio, definiendo la estrategia del cambio e identificando a los líderes naturales de la organización e ir convenciéndoles de que lideren ese cambio, cambio que normalmente tiene que ser tanto en aptitudes como en actitudes. La tecnología en este tema pasa a un segundo plano, muchas veces se consume mucho tiempo en seleccionar la tecnología / herramienta y apenas se invierte en pensar como vamos a realizar el cambio que supone un nuevo sistema de gestión de proyectos. El éxito del proyecto está en la gestión del cambio, ¿estáis de acuerdo?
