En la gestión de proyectos EPC (Engineering, Procurement and Construction), uno de los mayores retos no reside en la ingeniería o la planificación, sino en cómo afrontar los cambios. En entornos volátiles —ya sean por inflación, crisis de suministros o conflictos geopolíticos— los contratos que parecían sólidos pueden volverse insostenibles. Es aquí donde entra en juego el principio jurídico Rebus Sic Stantibus.
¿Qué significa Rebus Sic Stantibus?
El término latino significa literalmente “mientras las cosas sigan así”. Se trata de una doctrina jurídica que permite revisar o adaptar un contrato cuando las circunstancias cambian de forma imprevisible y sustancial, alterando el equilibrio original entre las partes.
En otras palabras, si las condiciones que existían al firmar el contrato cambian radicalmente, el principio Rebus Sic Stantibus protege a la parte afectada, permitiendo ajustar o renegociar las obligaciones sin romper el marco contractual.
En los contratos EPC, este principio se convierte en una herramienta de supervivencia contractual, especialmente en proyectos de larga duración y alto riesgo económico.
Por qué es clave en proyectos EPC
Los contratos EPC suelen caracterizarse por:
- Plazos largos y presupuestos cerrados.
- Riesgo de precios fijos (lump sum).
- Dependencia de mercados internacionales.
- Flujos de caja y suministros sensibles al contexto global.
Cuando el entorno cambia (por ejemplo, un incremento inesperado del coste del acero o restricciones logísticas), la empresa contratista puede verse atrapada en una ecuación económica imposible.
Aquí, aplicar el principio Rebus Sic Stantibus no es una excusa, sino una necesidad para mantener el equilibrio contractual y asegurar la viabilidad del proyecto.
Cómo aplicarlo en la práctica
Aunque no se trata de una cláusula automática —su aplicación requiere interpretación y evidencia—, los equipos de gestión de proyectos pueden prepararse para invocar este principio de manera sólida.
1️⃣ Documentar el cambio de circunstancias
Es esencial demostrar que el evento fue imprevisible e inevitable. Esto implica recopilar evidencia del contexto: precios de mercado, informes de inflación, restricciones regulatorias o eventos de fuerza mayor.
2️⃣ Medir el impacto en el contrato
Cuantificar cómo el cambio afecta el equilibrio económico y operativo del proyecto. Esto incluye costes adicionales, desviaciones en plazos, o pérdida de rentabilidad.
3️⃣ Activar los mecanismos de comunicación
En los contratos EPC bien estructurados, debe existir un canal formal de notificación temprana y gestión de cambios (change management). La transparencia es clave para mantener la confianza del cliente.
4️⃣ Negociar soluciones de equilibrio
El principio Rebus Sic Stantibus busca preservar el contrato, no romperlo. Las soluciones pueden incluir extensiones de plazo, ajustes de precio, replanificación o reparto del sobrecoste.
5️⃣ Integrar la gestión del riesgo jurídico en la PMO
Las PMOs deben trabajar de la mano con el área legal para desarrollar protocolos de análisis de impacto contractual, simulando escenarios disruptivos desde la fase de licitación.
Un enfoque proactivo: anticipar lo imprevisible
Esperar a invocar Rebus Sic Stantibus cuando el proyecto ya está en crisis puede ser tarde.
La verdadera madurez en gestión EPC consiste en anticipar la incertidumbre, no solo reaccionar a ella.
Esto se traduce en:
- Incluir cláusulas de revisión de precios o ajustes por inflación.
- Establecer buffers financieros y técnicos para escenarios extremos.
- Aplicar modelos probabilísticos (como Monte Carlo) para stress tests de contrato.
- Evaluar periódicamente la “salud contractual” del proyecto.
El principio Rebus Sic Stantibus nos recuerda una lección esencial para cualquier gestor de proyectos EPC:
“Ningún contrato vive aislado del mundo real.”
En un entorno donde los cambios son la única constante, la capacidad de revisar, renegociar y adaptar los compromisos es lo que separa a los proyectos sostenibles de los que se hunden en el conflicto.
En GEDPRO creemos que integrar la gestión contractual y de riesgos desde el inicio no solo protege los márgenes, sino que preserva la confianza y continuidad de las relaciones con los clientes.